Conócete a ti mismo. Es lo que podía leer quien iba a visitar al oráculo del templo de Apolo en Delfos. Conócete a ti mismo. Casi nada. Pero cuando supe de esta máxima, estudiando en el colegio todavía, me parecía una obviedad. ¿Cómo que conócete a ti mismo? Ya se quién soy. ¿Los antiguos griegos no se conocían a si mismos?, pensaba ignorantemente. A medida que fui creciendo, semejante afirmación se me fue volviendo, poco a poco, más compleja. La madurez te llega como una ducha de agua fría después de una borrachera, te espabila y se te acaba la fiesta. Conocerme a mi mismo resultaba difícil, jodido. Lo digo así de sincero: yo no siempre era como yo pensaba que era.
Después de leer el libro Incógnito de David Eagleman, entiendo que esto es normal. Lo raro es que uno sepa con seguridad y claridad quién es de verdad. Porqué la verdad, queridos, está ahí dentro. Dentro de nuestra mente, y del libro de Eagleman.
Este científico, neurocientífico para más señas, ha escrito uno de los libros más brillantes que he leído. Incógnito es brillante en cuanto que te deslumbra por lo bien escrito que está, y en cuanto que te ilumina por la cantidad de información que te proporciona. No os spoilearé el libro. Prefiero que disfrutéis tanto como yo lo he hecho con su lectura. Tan solo advertiros que si no os interesa la neurociencia, da igual: Incógnito es mucho más que un libro que explica como funciona nuestro cerebro, o qué es la mente, o por qué se ha estancado la inteligencia artificial, o cómo la neurociencia influye en el derecho penal, o qué es el yo.
El cerebro no es un simple órgano más, es el más fascinante porque es donde se crea todo aquello que sabemos y es el más complejo porque contiene tantas sinapsis nerviosas como estrellas en el Universo. Es también misterioso por lo poco que aún lo conocemos. Pensamos que somos conscientes de todo lo que se lleva a cabo dentro de él, de las decisiones que tomamos, de las acciones que realizamos, de los sueños que tenemos o de las ideas que defendemos. Pero en realidad, la conciencia es un diminuto rincón de nuestra mente y a su alrededor hay un espacio enorme, donde ocurren incalculables procesos ajenos a nosotros pero que al mismo tiempo forman parte de nosotros. Entonces, ¿cómo conocerse a uno mismo?
Un buen libro es el que te atrapa, te engatusa con una buena historia y no te deja ir ni hasta cuando lo terminas de leer porqué aún te ronda por la cabeza y te hace verlo todo de una manera diferente. Incógnito es, pues, un buen libro porqué tiene una de las mejores historias, uno mismo.