El caso es que las piezas de Hamilton se han expuesto recreando fielmente la muestra que en 1951 el propio artista montó en el ICA de Londres. He visto imágenes de aquella exposición y la verdad es que la recreación es idéntica, salvo por los plasmas que se han utilizado en esta ocasión. Chapó. Al entrar el otro día en la sala del Macba fue como viajar en el tiempo. Una emoción que debo agradecer a los organizadores del montaje.
Aparador con diferentes objetos, entre los que hay un cráneo, huevos y una estructura atómica |
Aquello que Hamilton hizo en 1951 fue un hito por la novedad que suponía exponer arte así. No me centraré tanto en eso, sino en la temática de las obras. Growth and Form fue inspirada de alguna manera en una obra del zoólogo y matemático escocés D'ArcyWentworth
Thompson titulada
de la misma manera que la exposición, On Growth and Form. En
ésta obra publicada en 1917, el científico trató de explicar los
patrones matemáticos que había detrás de las formas biológicas.
Tampoco entraré en analizar la repercusión dentro del campo de la
biología evolutiva, por su posicionamiento respecto el papel de la
evolución como causa principal de las formas de los organismos
vivos. Un trabajo muy respetado y valorado por la comunidad
científica y también por ingenieros, arquitectos y artistas, como
Hamilton.
En
el Macba se pueden ver esculturas que recuerdan (al menos a mí) a
las diatomeas,
un cráneo de un caballo, huevos de diferentes especies, la
radiografía de la aleta de una foca, un nautilus, y dos vídeos
sobre la formación de un cristal y el desarrollo de una célula de
un erizo de mar, entre otros objetos. Hoy en día puede que no nos
choque tanto, pero en los años 50, mezclar estos elementos de tan
diferente procedencia tuvo que resultar innovador. ¡Aunque no creo
que más que organizar una exposición de flores! Que es precisamente
es lo que hizo el MoMA con los híbridos
de Delphiniums de Edward
Steichen en 1936. Es decir, la naturaleza como fuente de
inspiración de artistas está muy bien. Pero es que Steichen, por
ejemplo, manipuló las plantas para obtener su obra. Eso es ir ya un
paso más allá, ¿no creéis?
Una de las esculturas de Hamilton que me recuerdan a una diatomea |
Hoy
en día, los artistas que se interesan por la ciencia ya no solamente
buscan la inspiración en la naturaleza, sino que se meten
directamente en los laboratorios y utilizan técnicas propias de la
biología molecular. Eduardo
Kac acuñó el término que los engloba: bioartistas. Bajo
esta etiqueta, muy amplia y heterogénea, hay diferentes técnicas y
temáticas. Pero es interesante recalcar como ya no es solo
inspiración lo que van buscando en la ciencia, sino que a partir de
la práctica artística consiguen revolver las entrañas de la
mismísima ciencia. El propio Kac, o Koen
Vanmechelen, o Heather
Dewey-Hagborg, por citar algunos bioartistas, reflexionan sobre
los avances científicos hoy en día.
Ya
no les basta con fijarse en la bella estructura de las diatomeas o
culquier otra estructura orgánica y recrear esculturas que se les
asemejen, ya no hay solamente inspiración en la
vida. La combinación arte-ciencia hoy en día trata de la vida en
sí. La vida es su propio material de trabajo. Por eso, al visitar
Growth and Form en el Macba se siente admiración por lo que
significó y por su belleza, pero ver diatomeas en un museo de
arte ya no es representativo del momento en el que se debería
encontrar el arte contemporáneo, y especialmente el bioarte,
en la actualidad.
Cartel original de la exposición de Growth and Form en el ICA (1951) |
Fotografías: Toni Chaquet
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