Nos encanta ir de festival. El Primavera Sound de este año sobrepasó su récord y alcanzó los 150.000 asistentes. El Sónar va por el mismo camino: no quedan entradas de día y, seguramente, el espacio de Fira Barcelona se llenará este viernes y sábado noche. ¿Por qué? ¿Qué tiene la música que nos gusta tanto? ¿Por qué existe la música? ¿Es algo innato en los humanos?
El martes pasado estuvo también en Barcelona Gary Marcus, que no es ni músico ni cantante ni pincha, pero sabe bastante de música y neurociencia. No en balde, ha escrito un libro titulado Guitar Zero en el que cuenta cómo aprendió a tocar la guitarra siendo ya adulto a través del videojuego Guitar Hero. El profesor Gary Marcus es un psicólogo evolutivo que estudia el origen del lenguaje y la música y el desarrollo del cerebro en los niños durante el proceso de adquisición del habla. Vamos, que tenía valiosa información para contestar a las preguntas iniciales. Además, el profesor Marcus es un ferviente detractor de la idea de que los adultos no podemos aprender nuevas habilidades como tocar un instrumento o hablar un idioma. De echo, gran parte de su charla consistió en dar argumentos en contra de lo que se conoce como período crítico. El argumento principal fue él mismo y su nueva habilidad: tocar la guitarra subido a un monociclo.
Pero vayamos por partes. Se puede pensar que la música es una adaptación biológica. Y que nos proporciona una ventaja evolutiva, como tener dos ojos, como el pulgar opuesto, vamos, esas cosas que nos han permitido mantenernos como especie. Darwin también se planteó esta pregunta. ¿Acaso tenemos música por selección sexual? Es decir, igual que los pavos reales tienen una bonita cola para atraer a las hembras, pues tal vez los humanos tenemos música para atraer al sexo contrario. Error. Los humanos no tenemos dimorfismo sexual en este aspecto. La música no es característica solo del sexo masculino o del femenino. Además, de momento, no se ha encontrado un gen exclusivo de la música. Tampoco está demostrado que si eres músico tengas más éxito reproductivo. El caso de algunos músicos, como Jimi Hendrix o Bob Marley, sería la excpeción.
Tampoco en el cerebro se ha detectado una zona exclusiva que se encargue del talento musical, todo lo contrario que el reconocimiento de rostros por ejemplo. Se sabe, en cambio, que para hacer música hay implicadas varias zonas del cerebro. Otro aspecto relevante para descartar el carácter adaptativo de la música es que los primeros homínidos aparecieron hace 30 millones de años (aproximadamente) y el primer instrumento musical del que se tiene constancia tan sólo tiene 40 mil años (también aproximadamente). Por tanto, los homínidos hemos sobrevivido sin música....¡hagan el cálculo!
Lo que parece claro es que la música es una herramienta de cohesión social, pero también lo es la cerveza y no por eso es una ventaja adaptativa. Así pues, según el profesor Marcus, la música es una tecnología adaptada a las necesidades de la mente humana. Como tantas otras actividades, la música hace que nuestro organismo libere dopamina, el neurotransmisor del placer. Para que volvamos a repetir una acción que se supone que es ventajosa para nuestra supervivencia, el cerebro libera dopamina. Ésta nos da una sensación de placer, y así se asegura que esta acción se vuelva a repetir. El ejemplo más utilizado para ilustrarlo es el sexo. O las drogas, pero éstas son poco ventajosas para nuestra supervivencia.
Sea como sea, se han establecido muchos paralelismos también entre la música y otra habilidad humana: el lenguaje. Pero así como el lenguaje tiene una zona cerebral asociada a él, lo aprendemos sin darnos cuenta, la música no. Además, la música admite ciertas repeticiones (de ritmo, de acordes) tolerables, el lenguaje no. El profesor Marcus concluyó: el lenguaje es instintivo, la música es una tecnología.
Nos metemos de lleno entonces en la siguiente gran pregunta ¿cómo es que los niños tienen más facilidad para aprender a tocar el piano, la guitarra o cualquier instrumento que los adultos? ¿Podría convertirme yo ahora, a mi edad, en un Robert Smith o en un Rufus Wainwright tocar en el próximo Primavera Sound?
Según el profesor Marcus, si me dedicase este año a aprender de una manera inteligente y tuviese unos profesores que me enseñasen bien, sí. La clave no es la edad, la clave es el proceso de aprendizaje. ¿Qué es aprender de una manera inteligente? No se trata de dedicarle 10 mil horas al asunto, tal y como se viene propagando en algunos libros sobre cómo convertirse en un talento. Está claro que hay que dedicarle tiempo al aprendizaje de una nueva habilidad. Pero por muchas horas que le dediques, no serás un genio si no eres consciente de tus errores en el proceso. El mismo Gary Marcus contó cómo él aprendía más de la improvisación con su guitarra, que de las partituras para guitarra. Y eso que se confiesa como una persona con poco talento musical: sin ritmo ni oído. Además, Gary agradeció a su profesora de guitarra la paciencia que tuvo con él, y lo bien que supo transmitirle la manera en cómo ella había aprendido a tocar la guitarra. Por eso, el profesor Marcus hizo espacial hincapié también en el papel de los profesores.
Entonces, ya puedo entender por qué Robert Smith es tan bueno como Rufus Wainwright , que es hijo y hermano de músicos, que comenzó a tocar el piano a los 6 años y a ir de gira a los 13. Robert no tuvo esta educación musical en su infancia pero empezó a tocar a los 11 años con sus amigos de instituto y dejó claro en el Primavera Sound lo bueno que sigue siendo. Me lo imagino en su casa de Sussex, con sus colegas, improvisando y reescribiendo canciones una y otra vez hasta formar The Cure, todo un logro del aprendizaje inteligente. Sin menospreciar a Rufus, claro.
Aunque, obviamente, Robert y Rufus lo que tenían era tiempo para aporrear la guitarra y el piano, como cualquier adolescente. No más facilidad para el aprendizaje. Que a pesar de que se haya dicho que no sea determinante, disponer de tiempo es importante para dedicarte a aprender cualquier nueva habilidad. Pero eso, los adultos lo podemos contrarrestar con el espíritu de aprendizaje de cosas nuevas. Eso nos proporcionará dopamina y nos hará más felices. Aunque no lleguemos a tocar en el próximo Primavera Sound.
jaja mientras leia, te iba a escribir este post:
ResponderEliminar"pues si querer es poder, te iba a proponer formar un grupo y seguro que tocabamos en el primavera sound jeje"
pero tu frase última me ha roto los esquemas ;)