jueves, 18 de julio de 2013

La economía, las chaquetas de colores y el Índice Bohemio-Gay



Este no va a ser un post sobre economía. Más que nada porqué no se nada de economía. No se nada de macroeconomía, quiero decir. Si acaso,  se algo de microeconomía. Aunque muy bien no se dónde acaba una y dónde empieza la otra. Total, que no voy a escribir de economía. Pero si de economistas. De personas que saben de economía, y en cambio saben poco de otras cosas. Seguro que hay muchos de esos, pero yo me centraré en dos.
Del primer economista que quiero hablar es de Richard Florida. Es experto en geografía y crecimiento económico. Trabaja en la Universidad de Toronto pero viaja por todo el mundo dando conferencias sobre el desarrollo económico de las ciudades. Ha escrito varios libros y numerosos papers. Su aportación más importante al mundo de la economía, y del conocimiento en general, es la Teoría de la Clase Creativa. Así muy resumido, el profesor Florida viene a decir que la clase creativa está formada por profesionales del mundo del arte, el diseño y la ciencia; y que esta Clase Creativa elige las ciudades dónde establecerse no por su oferta laboral sino por su grado de tolerancia a las formas de vida que se alejan de los estándares. Sus estudios analizan cómo esta Clase Creativa incrementa el grado económico de estas ciudades y cómo influye en su desarrollo urbanístico.  Aquí entra a escena el Índice Bohemio-Gay: un indicador de cuan tolerante es una ciudad, o un vecindario, frente a esos cánones de vida no estándares o convencionales. Porqué lo que dice el profesor Florida no es que los bohemios y gays sean buenos para la economía porqué tengan un poder adquisitivo más alto y consuman más, sino porqué este índice indicaría qué ciudades son más tolerantes y por tanto, la gente (clase) creativa se sentiría más agusto viviendo ahí y por tanto ayudaría a mejorar la economía de esa ciudad.
Vayamos con el segundo economista.  Este más conocido localmente aunque también trabaje en el continente americano. Se trata de Xavier Sala i Martin. Goza de reconocida notoriedad (que me imagino que no es sólo por vestir coloridas chaquetas) y es por eso, supongo, que el diario La Vanguardia lo ha fichado para hacer una vídeo-columna titulada E-Konomía. Y es dónde yo he descubierto al economista Richard Florida. Porqué hoy Sala i Martin se preguntaba "¿Es buena la homosexualidad para la economía?" y citaba el estudio del profesor Florida y sus conclusiones entre homosexualidad y progreso económico.
Y yo me pregunto, ¿llevar chaquetas de colores es bueno para la economía? Imaginemos que hacemos un estudio sobre ello. En nuestra metodología de trabajo para llevar a cabo esta investigación utilizaríamos un índice que comparase los resultados de las empresas cuyos empleados visten aburridos trajes oscuros con las empresas donde sus trabajadores utilicen coloridas prendas. Lo llamaríamos Índice Económico-Pantone. Podría aventurar mi hipótesis de partida pero prefiero no hacerlo por temor a plagio. Sabemos cómo está el mundo científico hoy en día, desesperado a la caza de recursos y cualquier buena idea podría ser aprovechada por un avispado director de grupo de investigación para hacerse con una subvención.
¿Qué pensaría el economista Sala i Martin si el economista Florida hubiese echo ese estudio imaginario? Pues eso mismo pienso yo de la Teoría de la Clase Cerativa de Richard Florida y de la vídeo-columna de Sala i Martin.  Tratar la homosexualidad como un factor que influye en la economía es otro ejemplo de cómo el capitalismo trata a los seres humanos como simple mercancía. Y que se haya hecho dentro de un marco académico como es la Universidad de Toronto es una muestra de cómo la Ciencia comete errores al encasillar a la personas dar pie a la discriminación. Es como estudiar si las ciudades con más población emigrante son más inseguras, o más feas, o con esperanza de vida más baja. Es la manera cómo no hace muchos años se utilizaba el Coeficiente de Inteligencia para separar a listos y tontos.  Se puede llegar a pensar que en este caso del progreso económico, la homosexualidad sale bien parada y tiene una  valoración  positiva. Pero ya no se trata de eso simplemente. Sólo con el planteamiento ya se está causando una ofensa. Ya se da pie a la diferenciación y a la  discriminación: ciudades con más homosexuales vs. ciudades con más heterosexuales. Si se tiene que llegar a una verdadera igualdad, señores economistas del mundo, este no es el camino.

Richard Florida                                                            Xavier Sala i Martin (y sus chaquetas de colores)

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