domingo, 4 de mayo de 2014

El arte y la condensación

Entre Pollocks, Turners, Picassos, Dalis y otros top del arte contemporáneo, me encontré en la Tate Modern de Londres con un cubo de condensación. La pieza pertenece a Hans Haacke y al parecer es un punto de inflexión del arte conceptual (ahora lo se, en el momento he de reconocer que no tenía ni idea) pues pretende que el espectador interactúe con la obra y que ésta cambie y sea diferente a lo largo del tiempo. De hecho, Haacke no se refiere a sus obras como obras, sino que las llama "sistemas en tiempo real" (más explicito, imposible).
El cubo de condensación es muy simple: un cubo de metacrilato de 30x30 cm, herméticamente sellado, con un poco de agua dentro y listo. Con la diferencia de temperatura que hay entre el interior y el exterior del cubo (provocada por la luz artificial del museo, por las corrientes de aire, entre otras variables),  el agua se va condensando en pequeñas gotas que van deslizándose por las paredes del cubo. Recordad que la condensación es el proceso físico por el cual la materia pasa de estado gaseoso a estado líquido.

Cubo de condensación, Hans Haacke (1961-1963). Fuente: T.Chaquet
La sorpresa de encontrarme con un proceso físico en medio de la meca del arte contemporáneo me marcó. Como sabéis, mi cruzada particular es difuminar la línea impuesta entre cultura y ciencia, puesto que ambas son producción humana encaminada a intentar entender mejor el mundo. Así que, qué mejor metáfora del blog que ver la condensación hecha arte. Aunque después he entendido que el bueno de Hans no iba por ahí. Veamos que pretendía con su obra, perdón, con su sistema: "El proceso de condensación no se acaba. La caja tiene una apariencia de cambio lento pero constante pero que nunca se repite. Las condiciones son comparables a un organismo vivo que reacciona de un modo flexible a su entorno. La imagen de la condensación no puede predecirse con precisión. Cambia libremente, contenida tan sólo por límites estadísticos. Me gusta esa libertad."
Y es que  Hans Haacke pertenece a una corriente de artistas que considera que sus obras no sólo deben ser elementos contemplativos sino que deben transmitir una visión del mundo. Por eso, sus piezas e instalaciones son críticas políticas, económicas y culturales más que meros objetos de museo o de coleccionistas y galeristas. Que esto, aunque no abogue por la convergencia ciencia-cultura, tiene su punto. 
El cubo de condensación fue creado entre 1961 y 1963. Posteriormente, Hans Haacke siguió trabajando con la idea de las obras como sistemas en tiempo real y creó el Ant-Coop (Cooperativa de Hormigas) y Chickens Hatching (Pollitos saliendo del huevo). En ambas creaciones, que son del año 1969, el artista utiliza por primera vez seres vivos. Estas dos obras me hacen recordar que en el CosmoCaixa de Barcelona hay un hormiguero enorme donde se puede apreciar como se organizan en él las hormigas; y en el Museu de la Ciències "Príncipe Felipe" de Valencia hay una incubadora de huevos donde se ven pollitos nacer constantemente. No se hasta qué punto los responsables de estos museos habrán tenido como referencia estas obras de arte conceptual de Hans Haacke. Y tampoco se si eso convierte a esos dos museos de ciencia también en museos de arte.

Chickens hatching, Hans Haacke (1969). Fuente: Tumblr
Por último,  añadir que la estela de Hans Haacke de crear obras cambiantes con la interacción del público ha sido seguida por otros muchos artistas contemporáneos. Como muestra, tan sólo mencionar a los artistas Christa Sommerer y Laurent Mignonneau (de cuyos el Arts Santa Mónica hizo una retrospectiva en 2011) o Angelo Vermeulen. Todos ellos creadores de algo que, en palabras de Haacke, permite al espectador experimentar con el tiempo. Y eso se puede hacer tanto en los museos de ciencia como en los de arte.



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