sábado, 22 de diciembre de 2012

A jugar con la ciencia

Estamos en el periodo más consumista del año. Escaparse de las compras es difícil. Reconozcámoslo y afrontémoslo de una manera provechosa. ¿Por qué no despertamos vocaciones científicas gracias a los Reyes Magos, Papá Noel o el Tió? A continuación tenéis algunas sugerencias. Aviso: es inevitable citar marcas y tiendas. No hay detrás de ello ningún fin comercial. Esta selección ha sido fruto de un entretenido trabajo de campo, que ha consistido en visitar algunas tiendas del centro de Barcelona (Tiger, Imaginarium, Muji, Abracadabra, Joguines Foye).




Empezaré con tres juguetes que me han llamado la atención para poder fascinarnos des de pequeños con el cosmos. Uno es el telescopio ESA-Imaginarium que consta de lentes y trípode (Imaginarium, a partir de 6 años, 24,95 euros). Si Galileo levantara la cabeza y viera que los niños ya saben manejar un telescopio...
En esta misma tienda hay toda una línea de juguetes bastante sofisticados relacionados con la astronomía con la marca ESA (Agencia Espacial Europea). De entre ellos he elegido el telescopio por ser un clásico que seguro más de uno hemos querido que nos regalasen alguna vez por estas fechas







 Entre ellos está el también clásico planisferio, que se puede econtrar en Tiger también. Aquí, más económico y redondo, con forma de globo terráqueo, y no tan fiable como el de la ESA. Aún así, original y sin faltarle ninguna constelación. 


Para acabar la temática astronómica, recomiendo un precioso Sistema Solar de madera (Muji, 25 euros).
 A aquellos que les gustan los seres vivos, tienen una infinidad de posibles regalos. Des de las típicas bote-lupas (en Imaginarium por 7,95 y en Tiger por 3 euros) que permitirán cazar algun que otro insecto y verlo ampliado,


 hasta un safari de animales de cartón para montar (en Muji, 7 euros) o un conejo luminoso que recuerda mucho a Alba, el conejo fluorescente creado por Eduardo Kac (en Tiger, 2 euros). Un buen motivo para explicar cómo puede ser que los conejos sean fluorescentes.

 A parte, se pueden encontrar mil modelos de figuras de animales. Pero quiero recomendar una forma, a pesar de no ser juguetes,  de acercarse a los animales que a mi siempre me ha encantado, que son los libros pop-up. La editorial SM tiene 2 que son, para mi gusto, preciosos: Animales y Pájaros, ambos de Franceso Pittau i Bernadette Gervais.  Son dos libros de gran formato y de dibujos maravillosos. Para descubrir la belleza de los animales (Abracadabra, 24,60 euros).




Quien prefiera las plantas tiene varias opciones para crearse su propio invernadero: el clásico de madera y paredes de plástico para  botánicos precoces  (en Imaginarium, de 4 a 6 años, 9,95 euros) o uno más sofisticado de plantas carnivoras (CefaToys, en Joguines Foye,  a partir de 10 años, 25,95 euros). A proposito, esta marca de juguetes tiene toda una gama dedicada a juguetes científicos, para crear hábitats marinos, volcanes o cristales.



Precisamente el Cristalcefa o el Volcanocefa serían una opción para fomentar el interés por la geología, pero destacaré otro juguete más pequeño y curioso : el kit de excavación fósil, que consta de un pequeño rectángulo de plastelina, una espátula de madera y un pincel. Para empezar a explicar la teoría de la evolución. No sé si Richard Dawkins conocerá su existencia, pero estoy seguro que le encantaría (en Tiger, 2 euros).


Otra sugerencia, esta para aquellos que pretendan regalar  un juguete sobre el cuerpo humano, y a pesar que existen multitud de modelos, me quedo con el puzzle humano de madera (Muji, 15 euros)                      

 Si lo que se pretende es contentar a las criaturas más mañosas, hay infinidad de mecanos para construir aviones o helicópteros (Tiger, 3 euros, a partir de 3 años) o robots (en Abracadabra, a partir de 3 años, 15 euros).

 Para explicar un poco de física en el momento del baño hay dos pequeñas maravillas que he encontrado: la Tub Fountain (en Imaginarium, a partir de 12 meses, 29,95 euros) y el barco balón (en Tiger, a partir de 8 años). Dos maneras de empezar a entender la acción-reacción, el porqué flotan algunos objetos y el principio de Arquímedes. Casi nada.


- Acabaré esta selección de juguetes con los que tienen que ver con las matemáticas: me han gustado mucho los tangrams de madera (en Abracadabra, a partir de 3 años, 6,50 euros). Colores y formas diferentes. Entretenimiento asegurado a la vez que se descubren formas geométricas y se desarrolla la capacidad de visión espacial. Otros juguetes que me fascinan, a pesar de ser un auténtico desastre con ellos, son los origamis. En Muji hay para hacer pájaros o figuras navideñas (6,50 euros).





La lista podría continuar e incluso haber sido más amplia. Podría haber rastreado en otras tiendas. Pero es una selección muy personal que espero os haya podido dar ideas para vuestros regalos. Advertencia: regalarlos no garantiza que los niños sean después científicos, pero si que fomentará en ellos la curiosidad, las ganas por aprender, y el saber compartir. Aspectos fundamentales en el desarrollo de cualquier personalidad, científica o no.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Mi nostálgica ciencia

Ahora que crece la alarma por la poca vocación científica que hay entre los estudiantes, y que casi seguro se va a ver aumentada por estos tijeretazos en los presupuestos en investigación y educación y la precarización sistemática que va encaminada a ser sistémica de los doctorandos e investigadores; ahora, decía, es cuando me pongo nostálgico y pienso por qué yo estudié Biología.
Repaso mi imaginario infantil y juvenil y reconstruyo cómo se despertó en mi la vocación científica, a pesar de haber crecido en una familia de letras, y espero que se me permita esta falaz distinción para simplificar y avanzar.
Pues no sé si todo empezó o no con Érase una vez la vida, pero esta serie ocupa un lugar preferente en mis recuerdos de la infancia. La sensación al evocar esta serie es solo comparable con la que siento al recordar el sabor de merendar  pan, hecho por mi abuela, con chocolate. Érase una vez la vida me proporcionó las imágenes con las que ilustrar lo que pasaba dentro de mi cuerpo: los policías blancos luchando contra los fusiformes virus, las pequeñas y juguetonas plaquetas colaborando para taponar una herida, los rápidos mensajeros con sus mensajes enrollados bajo el brazo y corriendo de un lugar hacia otro para transmitir la información, el Maestro con su larga y blanca barba desperezándose en la mesa de mandos dónde todo se controlaba, los guapos Pedrito y Kira navegando de aquí para allá con sus naves,... Con Érase una vez la vida le puse cara a mis células y el metabolismo cobró sentido narrativo para mí.

Mientras tanto, y no recuerdo cómo pero pasó, me encapriché de un juego de mesa que te permitía hacer experimentos de química. Posiblemente fue al verlo en un anuncio de la tele, mientras veía Érase una vez la vida, no lo se.  El caso es que el Cheminova me llegó por reyes, a finales de los ochenta imagino. Estaba empeñado en descubrir algo, así que me saltaba los experimentos que venían en el libro de instrucciones y los hacía a mi manera. Mis padres me avisaban del peligro de las aventuradas mezclas y combustiones, así que alguna vez me salía a la terraza de casa y encima de la lavadora me montaba mi pequeño laboratorio y me ponía a experimentar sin ton ni son. Nunca llegué a ningún descubrimiento notable. Pero los momentos que soñé que me convertía en un famoso científico suplen tal carencia de resultados. El sueño terminó al mismo tiempo que se vaciaban los botecitos de las sales y demás compuestos.

Por aquel entonces, yo aún no sabía qué era eso de ser científico. Pero me imaginaba una vida llena de aventuras si me decidía a serlo. De eso tenía la culpa otra serie de televisión, El profesor Poopsnagle y el secreto de las salamandras de oro. Yo quería ser de mayor como el protagonista: el profesor García, sabio y apreciado por su nieto y los amigos de éste, y sobretodo porqué iba a salvar al mundo de la contaminación. Esa mezcla de inventor, geólogo, químico y no se cuantas disciplinas más que dominaba el profesor García, era para mí la profesión de científico. Y si además podía ir volando en un autobús, ¿a qué otra cosa me podría dedicar de mayor que me proporcionara tal diversión?

Después llegaron los noventa, fui al instituto y allí tuve la suerte de encontrarme con uno de los mejores profesores que he tenido, que curiosamente era el de Ciencias Naturales. Su personalidad y su manera de enseñar me cautivaron y fue decisivo en mi decisión de estudiar Biología. Y aunque me podría detener en él y dedicarle toda una entrada de este blog, no lo haré y simplemente destacaré una cosa ya sabida porque todos la hemos vivido: la importancia que tienen los profesores en nuestra adolescencia.
Hoy en día existen mil canales de televisión con documentales de naturaleza, de tecnología, de ciencia, existen también series de dibujos con niñas exploradoras, de personajes futuristas. Hoy en día también los padres nostálgicos ponen a sus hijos series como Cosmos de Carl Sagan, que aunque yo no la recuerde fue de las precursoras en la divulgación científica y marcó también a toda una generación, e incluso hay quién pone también a sus hijos Erase una vez la vida. Y esos niños iran al instituto y puede que se encuentren con un profesor de Ciencias que les motive lo suficiente como para estudiar Biología. Pero cuando sean conscientes de lo que significa ser científico hoy en día en este país, su nostálgico imaginario construido a partir de esas series y esos personajes no tendrá nada que hacer contra la dura y precaria realidad. Y la alarma habrá dejado paso al desastre.

domingo, 28 de octubre de 2012

¿Para qué sirven las encuestas?

Las encuestas, ¿sirven para algo? ¿Se las lee alguien? Pensamos que sí, que con lo que cuesta elaborarlas, a partir de ellas se obtienen datos que sirven para percibir, valorar, conocer el estado y la tendencia de un determinado asunto. Y con esos datos sacar conclusiones, tomar medidas que corrijan aquello que se ha percibido que no funciona o refuercen aquello que se aprecia como positivo. Durante estas últimas semanas han salido a la luz dos de estas encuestas. La de la percepción pública de la Ciencia, elaborada por la FECYT y la de la OCDE sobre Educación.  
Por una parte, en la de la FECYT destaca que la gran mayoría de los ciudadanos españoles asocian ciencia y la tecnología con mejora de la calidad de vida (88%) y desarrollo económico (87%). ¡Qué bien valora nuestra sociedad la Ciencia! Pero esta encuesta no se la ha debido leer el Ministro responsable de Ciencia porqué la inversión de en I + D para el año 2013 ha descendido en 340 millones de euros. Y eso supone ya un recorte acumulado del gasto del 36,86% desde 2010. Parece ser que, el año que viene, la Ciencia ayudará un poco menos al desarrollo económico y no mejorará tanto la calidad de vida. Menos dinero, menos investigación, menos Ciencia. Son habas contadas. 
Sigamos con la encuesta de la FECYT: los médicos y científicos son las profesiones mejor valoradas por la gente, todo lo contrario que los políticos (con lo bien vestidos que van siempre ellos, no lo entiendo).  En concreto, los médicos obtienen un 4,27 sobre 5 y los científicos un 4,26 también sobre 5, claro. Pero, ay, el 41,9% de la población percibe su educación científica como baja o muy baja. Por tanto, a la vista de este dato, se debería reforzar la formación científica de la población. Sobretodo en las etapas de educación obligatoria (Primaria y Secundaria). Pues bien, parece  que el Ministro de Educación tampoco se ha leído esta encuesta, porqué el gasto en Educación durante los últimos años se ha reducido también (del 4,91% del PIB en 2010 al 4,74% del PIB en 2011).  Las consecuencias inmediatas las están sufriendo día a día los estudiantes. Pero hay otras consecuencias a largo plazo que sufrirá en general toda la sociedad. Sólo hay que leer las conclusiones de la otra encuesta a la que me refería al principio de este post.  La encuesta de la OCDE avisa de que el abandono escolar en España es de los más altos de la Unión Europea y del aumento de la generación "Ni-Ni"  hasta ser la más alta de la Unión Europea. Así que menos recortes en educación, y no es un lema de una manifestación sino la recomendación de la OCDE.
Al parecer, al ministro de Educación y Ciencia no le han servido de mucho estas dos encuestas. O tal vez sí:  ha anunciado una nueva reforma educativa para el curso que viene para hacer frente a esta ecatombe educativa. De momento es sólo un anteproyecto de ley (LOMCE) al que se opone toda la comunidad educativa (padres-madres, profesores y alumnos). Así que esperemos que se quede en anteproyecto.
Y es que en estos casos, los reformadores educativos (profesión que se podría incluir para ser valorada en la próxima encuesta de la FECYT) deberían hacer caso a quién entiende de veras en educación. Por ejemplo, a Francesco Tonucci. Este maestro, pedagogo y dibujante italiano se ha dedicado a investigar cómo piensan, cómo aprenden y cómo se comportan los niños. Tonucci estuvo en Barcelona recientemente  y dio una conferencia muy inspiradora. Por la sencillez con la que explicó sus ideas se notaba que sabía de lo que hablaba: giró en torno a por qué la escuela tal y cómo está organizada actualmente no funciona. ¿Y sabéis qué propuso? Que fuese más científica, darle más importancia a la investigación a partir de preguntas, al trabajo cooperativo, y dejar a parte las asignaturas, las aulas, los temarios,...Eso sí que sería una reforma fundamentada con critérios pedagógicos y no políticos.
Mientras esta reforma llega,  seguiremos esperando las próximas encuestas que valoren cómo ha ido este curso escolar y el siguiente, y qué opinión tiene la población sobre la Ciencia. Podría anticiparos los resultados, pero no es mi intención que os quedéis sin el placer de leer los resultados de las encuestas. Que para eso están.


Viñeta de Francesco Tonucci (Frato)

domingo, 5 de agosto de 2012

Y SIEMPRE CON LA MISMA MÚSICA

La música pop más reciente suena toda igual, científicamente probado. Esta es la conclusión a la que ha llegado unos investigadores del CSIC después de analizar más de 400 mil canciones de entre 1955 y 2010, registradas en el Million Song Database (esto equivaldría a 1200 días de escucha ininterrumpida). El artículo está publicado en Nature y pone de nuevo en contacto música y ciencia.
Este faraónico análisis se ha basado en unos algoritmos que tenían en cuenta el tono, el timbre y el volumen de las canciones. El estudio detecta una constancia de estos patrones a lo largo de la evolución musical del pop. Pero además, refleja que ultimamente la mayoría de las canciones se parecen más aún que antes. Y encima suenan más alto.
Seguramente que a esta conclusión también hemos llegado más de uno cuando escuchamos los 40 principales. Sin necesidad des estar 1200 días con la emisora puesta, claro. Ahora, nuestra percepción tiene una base científica que nos arma de razón para poder criticar la música pop más comercial.
No digáis que no os  esperabais esto. Lady Gaga suena (y baila) igual que Madonna, Coldplay se apropió del estribillo de Ritmo de la noche de Mystic, The Offspring le cambió la letra al Obla Di Obla Da de los Beatles, y seguro que se os ocurren muchos más ejemplos. ¡Qué descaro! 





Aunque, detengamos por un momento nuestro regocijo e indignación y pensemos. Resulta que las notas musicales, en nuestra cultura occidental, son sólo 7 (y sus alteraciones, con sostenidos y bemoles) . Así que,  hay muchas combinaciones posbiles entre ellas, pero no son infinitas. Además, nuestro cerebro, al que le satisface mucho escuchar música, no es un entusiasta de las aventuras e innovaciones. Es decir, cuando escuchamos una serie de acordes (llamémosles canción) el cerebro se anticipa y predice cuál es el que irá a continuación. Espera que sea ese y no otro. Si resulta que el acorde que suena no es el esperado, el cerebro no segrega la dopamina y a nosotros no nos gusta la canción. Eso no significa que nos gusten más las canciones repetitivas. En absoluto. La gracia de un compositor (ya sea de música clásica o de pop comercial) está en saber generar una tensión tonal, mantenerla y resorverla justo en el momento adecuado. Según Robert Zatorre, científico argentino que estudia la respuesta del cerebro a la música,  la dopamina se libera en dos momentos: durante la tensión de los acordes y en su resolución. Por eso el jazz no es mainstream, y la canción del verano sí. Una música es más fácil de escuchar que otra según la dopamina que pueda llegar liberar. Aunque podemos educar nuestro cerebro, claro. Los gustos musicales, tal y como explicó en el Cosmocaixa el profesor Gary Marcus, tiene que ver con lo que uno ha escuchado desde pequeño.
Por tanto, los científicos del CSIC  han comprobado algo que ya nos olíamos (o escuchábamos). Han dado el argumento definitivo a los más fervientes detractores de Justin, Rihanna y compañía. Pero en el fondo estos artistas no tienen ninguna culpa. La música, como todo hoy en día, es un negocio. Y sin necesidad de un estudio científico, los mega productores musicales ya saben lo que funciona y están dispuestos a exprimirlo al máximo. A pesar de que se repitan más que el ajo.
¿Eso significa que no hay plagios sino repeticiones inevitables? Veremos como pueden llegar a interpretar los jueces este estudio. De moment, que cada uno saque sus propias conclusiones musicales.





jueves, 28 de junio de 2012

EL ORGULLO DE ALAN

Vaya por delante que no soy fan de los días conmemorativos de nada ni de nadie: ni del padre, ni de la madre, ni del medio ambiente, ni de los profesores, ni de santa tecla, ni de la marmota ni incluso me gusta que exista el día del trabajador (aunque se fiesta). Todos los días deben ser días de todo y de todos. Así nos va, guardando sólo un día al año para cada reivindicación. 
Vaya por delante también, que puedo llegar a entender que ciertos hechos deben ser conmemorados en un determinado día, pudiendo así aprovecharlo mediáticamente y reinvidicar,  protestar y denunciar situaciones injustas  que aún existen en estos atormentados tiempos.

Si no soy partidario de estos días temáticos, no os voy a decir nada ya de los años dedicados a personas y/o cosas. Algo que se ha ido poniendo muy de moda ultimamente. Aún así, el post de hoy, va a propósito del año 2012, que se ha dedicado al científico inglés Alan Turing. Y he aprovechado que hoy es 28 de Junio para publicarlo. Todos los 28 de Junio están marcados en los calendarios como el día del orgullo gay (permitidme que no lo escriba en mayúsculas). Y es que Alan Turing era homosexual y murió por ello. Así pues, dejo de lado mis reticencias y hago un acto de reivindicación. 

¿Por qué es este 2012 el año de Alan Turing? Pues porque si hoy continuara vivo, Alan celebraría su 100 cumpleaños. Para ser exactos, lo hubiera celebrado ya el día 23 de Junio. Pero  murió prematuramente a los 42 años, después de comerse una manzana (no toda, sólo unos mordiscos) con cianuro.  La hipótesis más fundada es el suicidio. Dos años antes, Alan fue juzgado y condenado por ser homosexual. Le dieron a elegir: cárcel o castración química. Eligió lo segundo, con todos desordenes hormonales que eso le comportaría.  No lo soportó y decidió acabar con su vida. 


A Alan Turing se le tienen que agradecer muchas cosas: descifró el código encriptado de la máquina Enigma de los nazis, con lo que, según algunos historiadores,  la Segunda Guerra Mundial acabó antes de lo previsto. (Hay una peli sobre esto que se llama Enigma, aunque Alan no es el protagonista).  El gobierno británico lo condecoró por este gran servicio a su patria, claro.   

Pero sobretodo, a Alan se le considera el padre de la informática, tal y como ahora la conocemos. Con los trabajos sobre algoritmos que desarrolló mientras fue profesor de matemáticas en la Universidad de Manchester, se sentaron las bases del software de los ordenadores. Además, también es idea suya el Test de Turing, que sirve para demostrar la inteligencia de una máquina, es decir, la inteligencia artificial (los insufribles captchas son una aplicación moderna de ello).  Por eso, este año 2012 se ha bautizado como el año internacional de la informática. Muchos científicos de hoy en día, comparan a Alan Turing con Newton, Kepler, Einstein, y otros dioses del olimpo científico. Todo un genio, vamos.

Hasta aquí los méritos profesionales de Alan. En su vida privada, no le fue tan bien. Ya sabemos que se suicidó. El motivo: su homosexualidad.  En la Inglaterra de los años 50, la homosexualidad era una práctica indecente, penada con la cárcel. Así pues, ¿cómo a Alan se le ocurrió declararse homosexual sabiendo qué le podía ocurrir? Digamos que fue un valiente. Tuvo que denunciar por robo a su novio  (pareja o amante o como le queráis llamar), de aquella época. No es que su novio le robase, sino que ayudó a un colega suyo a entrar en casa de Alan y robarle. 

Así pues, el mismo gobierno que le condecoró por ser un héroe años antes, ahora lo condenaba por ser homosexual. Vaya contradicción. Y es aquí dónde debemos detenernos: a los gobiernos les puede llegar a importar más con quien te acuestas o con quien mantienes una relación (si quereis ser más finos), que no que seas un héroe y  un notable científico. 

Yo me pregunto: ¿sería Alan feliz aún siendo un genio y un héroe? ¿Se puede ser feliz si eres un genio y un héroe patrio pero no puedes denunciar a tu novio por ladrón, justamente porque es tu novio, y no tu novia? ¿Cuánta gente es infeliz hoy en día por este motivo? Correcto: demasiada. Y supongo que por eso, el 28 de Junio es el día del orgullo gay.


En 2009 el primer ministro inglés Gordon Brown pidió publicamente disculpas por el trato que recibió Alan, aunque en 2011 el ministro de justicia rechazó una petición apoyada por 21.000 firmas para retirarle el castigo por gran indecencia. 


Hay multitud de actos conmemorativos del año Turing: exposiciones, conferencias y  congresos, publicaciones,  etc etc.  Acabo ya y lo hago con una canción de Hidrogenesse, que suena mientras escribo este post. Este grupo, en otra muestra más de genialidad y conjunción arte-ciencia,  ha dedicado su último disco Un digito binario dudoso a Alan Turing. 

Y este post yo también se lo dedico  a Alan, y a los valientes que luchan por los derechos de cualquier minoría. Se conmemore el día que se conmemore. 












jueves, 14 de junio de 2012

LOS FESTIVALES Y LA NEUROCIENCIA

En un periodo de quince días, habrán pasado por Barcelona casi un centenar de grupos, bandas, cantantes y dj's, un centenar de músicos en definitiva. Todavía no se nos ha pasado la resaca del Primavera Sound y ya estamos ansiosos por la llegada del Sónar este fin de semana.
Nos encanta ir de festival. El Primavera Sound de este año sobrepasó su récord y alcanzó los 150.000 asistentes. El Sónar va por el mismo camino: no quedan entradas de día y, seguramente, el espacio de Fira Barcelona se llenará  este viernes y sábado noche. ¿Por qué? ¿Qué tiene la música que nos gusta tanto? ¿Por qué existe la música? ¿Es algo innato en los humanos?
El martes pasado estuvo también en Barcelona Gary Marcus, que no es ni músico ni cantante ni pincha, pero sabe bastante de música y neurociencia. No en balde, ha escrito un libro titulado Guitar Zero en el que cuenta cómo aprendió a tocar la guitarra siendo ya adulto a través del videojuego Guitar Hero. El profesor Gary Marcus es un psicólogo evolutivo que estudia el origen del lenguaje y la música y el desarrollo del cerebro en los niños durante el proceso de adquisición del habla. Vamos, que tenía valiosa información para contestar a las preguntas iniciales. Además, el profesor Marcus es un ferviente detractor de la idea de que los adultos no podemos aprender nuevas habilidades como tocar un instrumento o hablar un idioma. De echo, gran parte de su charla consistió en dar argumentos en contra de lo que se conoce como período crítico. El argumento principal fue él mismo y su nueva habilidad: tocar la guitarra subido a un monociclo.
Pero vayamos por partes. Se puede pensar que la música es una adaptación biológica. Y que nos proporciona una ventaja evolutiva, como tener dos ojos, como el pulgar opuesto, vamos, esas cosas que nos han permitido mantenernos como especie. Darwin también se planteó  esta pregunta. ¿Acaso tenemos música por selección sexual? Es decir, igual que los pavos reales tienen una bonita cola para atraer a las hembras, pues tal vez los humanos tenemos  música para atraer al sexo contrario. Error. Los humanos no tenemos dimorfismo sexual en este aspecto. La música no es característica solo del sexo masculino o del femenino. Además, de momento, no se ha encontrado un gen exclusivo de la música. Tampoco está demostrado que si eres músico tengas más éxito reproductivo. El caso de algunos músicos, como Jimi Hendrix o Bob Marley, sería la excpeción.
Tampoco en el cerebro se ha detectado una zona exclusiva que se encargue del talento musical, todo lo contrario que el reconocimiento de rostros por ejemplo. Se sabe, en cambio, que para hacer música hay implicadas varias zonas del cerebro. Otro aspecto relevante para descartar el carácter adaptativo de la música es que los primeros homínidos aparecieron hace 30 millones de años (aproximadamente) y el primer instrumento musical del que se tiene constancia tan sólo tiene 40 mil años (también aproximadamente). Por tanto, los homínidos hemos sobrevivido sin música....¡hagan el cálculo!
Lo que parece claro es que la música es una herramienta de cohesión social, pero también lo es la cerveza y no por eso es una ventaja adaptativa. Así pues, según el profesor Marcus, la música es una tecnología adaptada a las necesidades de la mente humana. Como tantas otras actividades, la música hace que nuestro organismo libere dopamina, el neurotransmisor del placer. Para que volvamos a repetir una acción que se supone que es ventajosa para nuestra supervivencia, el cerebro libera dopamina. Ésta nos da una sensación de placer, y así se asegura que esta acción se vuelva a repetir. El ejemplo más utilizado para ilustrarlo es el sexo. O las drogas, pero éstas son poco ventajosas para nuestra supervivencia.
Sea como sea, se han establecido muchos paralelismos también entre la música y otra habilidad humana: el lenguaje. Pero así como el lenguaje tiene una zona cerebral asociada a él, lo aprendemos sin darnos cuenta, la música no. Además, la música admite ciertas repeticiones (de ritmo, de acordes) tolerables, el lenguaje no. El profesor Marcus concluyó: el lenguaje es instintivo, la música es una tecnología.
Nos metemos de lleno entonces en la siguiente gran pregunta ¿cómo es que los niños tienen más facilidad para aprender a tocar el piano, la guitarra o cualquier instrumento que los adultos? ¿Podría convertirme yo ahora, a mi edad, en un Robert Smith o en un Rufus Wainwright tocar en el próximo Primavera Sound?
Según el profesor Marcus, si me dedicase este año a aprender de una manera inteligente y tuviese unos profesores que me enseñasen bien, sí. La clave no es la edad, la clave es el proceso de aprendizaje. ¿Qué es aprender de una manera inteligente? No se trata de dedicarle 10 mil horas al asunto, tal y como se viene propagando en algunos libros sobre cómo convertirse en un talento. Está claro que hay que dedicarle tiempo al aprendizaje de una nueva habilidad. Pero por muchas horas que le dediques, no serás un genio si no eres consciente de tus errores en el proceso. El mismo Gary Marcus contó cómo él aprendía más de la improvisación con su guitarra, que de las partituras para guitarra. Y eso que se confiesa como una persona con poco talento musical: sin ritmo ni oído. Además, Gary agradeció a su profesora de guitarra la paciencia que tuvo con él, y lo bien que supo transmitirle la manera en cómo ella había aprendido a tocar la guitarra. Por eso, el profesor Marcus hizo espacial hincapié también en el papel de los profesores.
Entonces, ya puedo entender por qué Robert Smith es tan bueno como Rufus Wainwright ,  que es hijo y hermano de músicos, que comenzó a tocar el piano a los 6 años y a ir de gira a los 13. Robert no tuvo esta educación musical en su infancia pero empezó a tocar a los 11 años con sus amigos de instituto y dejó claro en el Primavera Sound lo bueno que sigue siendo. Me lo imagino en su casa de Sussex, con sus colegas, improvisando y reescribiendo canciones una y otra vez hasta formar The Cure, todo un logro del aprendizaje inteligente. Sin menospreciar a Rufus, claro.
Aunque, obviamente, Robert y Rufus lo que tenían era tiempo para aporrear la guitarra y el piano, como cualquier adolescente. No más facilidad para el aprendizaje. Que a pesar de que se haya dicho que no sea determinante, disponer de tiempo es importante para dedicarte a aprender cualquier nueva habilidad.  Pero eso, los adultos lo podemos contrarrestar con el espíritu de aprendizaje de cosas nuevas. Eso nos proporcionará dopamina y nos hará más felices. Aunque no lleguemos a tocar en el próximo Primavera Sound.







domingo, 6 de mayo de 2012

CINE DE ROBOTS


Los robots han invadido mi fin de semana a través de tres películas, que hubieran podido ser cuatro, pero se quedaron en tres.  Todo empezó cuando me enteré de que había una nueva edición de Phenomena con los robots como protagonistas. Con muy buenas referencias sobre las sesiones previas de Phenomena, compré la entrada. Tres películas para la tarde noche del sábado: Matrix, Westworld y Hardware. Maratón robótica.  Pero antes de asistir a tan ansiado evento, el viernes por la noche me quedé en casa y me acordé que tenía pendiente  ver otra película de robots, pero española: Eva.
Cine y robots. Se han hecho tantas películas sobre Inteligencia Artificial y robots. ¿Por qué? ¿Tan fotogénicos son lor robots y las máquinas? Obviamente se hacen porque se venden (unas mejor que otras). Y se venden porque a la gente que vamos a verlas nos fascina que nos enseñen cómo sería un mundo con la presencia de estas máquinas (con perdón, sin ninguna intención de ofender a ninguna). Pues bien, ¿cómo sería un mundo con robots? Digamos que a la vista de las peículas, bastante problemático. En casi todas (no generalicemos porque eso está muy feo) a los robots les da por rebelarse e intentar arrebatar el control del mundo a los humanos. La verdad que los robots están bastante estigmatizados en el cine. Las tres películas que vi durante el fin de semana no son una excepción.


Eva, que es la primera que vi, ha sido etiquetada como la primera película española de robots. Vaya atrevimiento, vaya responsabilidad ser el primero en algo. Ya lo dijo su director en la recogida del Goya al mejor director novel y dirigiéndose a su abuelo para hacerle ver cómo había cambiado España, que hasta se hacían películas de robots ahora. Es raro que Narciso Ibáñez Serrador no hiciera ninguna ¿no? Le pega bastante. En fin, Eva tiene una producción cuidadísima. No sólo por los efectos especiales muy conseguidos. También por una ambientación en una nevada ciudad, una fotografía que sabe dar calidez y frialdad cuando se necesitan, un vestuario muy bien elegido (tengo que decir que me encantaron los jerseys que lleva Daniel Brülh y Claudia Vegas), una música que reforzaba la atmósfera misteriosa y futurista de la película. Los actores lo hacen fenomenal, sobretodo Lluís Homar que lo borda como robot y que me recordó al también robot Jude Law en  A.I. de Spielberg, y Claudia que actua con una soltura de profesional.
Aún así tengo que decir que me costó entrar en la película. ¿Puede ser que no estemos acostrumbrados a ver robots y científicos que construyen robots hablando en castellano?
Como cualquier película de robots que se tercie, tiene un drama asociado: ¿se pueden programar los sentimientos? ¿Los robots pueden sentir como los humanos? Vaya, que original. Pero el guión está tan bien desarrollado que te da igual que ya se te hayan planteado estas preguntas en otras películas. Además hay ahí un trío amoroso, una paternidad dudosa: culebrón añadido. Muy recomendable, a pesar de los primeros minutos y los tópicos del género, perdonables por ser la primera...(y eso que no me quería poner patriótico).




En la maratón robótica de Phenomena (por cierto, el cine Urgell me pareció precioso, el más bonito que he visto nunca, además con doble cortina y unos baños dignos de película), como ya he dicho, se proyectaban tres películas. Sólo vi dos. Os explico el por qué.
Empezó la tarde con el pase de Matrix. Creeros que no la había visto nunca. Os preguntías cómo puede ser, lo sé. Pues no tengo la explicación. Supongo que por mis prejuicios a Keanu Reeves, a las gabardinas de piel hasta los tobillos y las películas de disparos (de acción, perdón). Pues menudos prejuicios, que me habían impedido que disfrutara de una de las películas de ciencia ficción que mas me han sorprendido y entretenido nunca. Ahora entiendo lo de que Matrix sea un clásico, una película de culto. A parte de sus apabullantes efectos especiales, la trama tan bien desarrollada (la imaginación de los hermanos Wachowski es desbordante), Matrix tiene un matiz bíblico que está entre lo apocalíptico del nuevo testamento y la espera del Mesías del antiguo. Hace plantearte en qué mundo estamos viviendo, si vivimos la vida que queremos, o la que por el contrario quienes nos controlan quieren hacernos ver que vivimos. Es tan actual esta película. Por eso supongo que es un clásico, no pasará de moda nunca. La opresión por los poderosos siempre ha estado ahí: los faraones y los esclavos judíos que esperaban al Mesías para que los liberaran, los banqueros (los mercados es demasiado impersonal) que controlan las políticas de nuestros gobiernos (que controlan nuestras vidas es demasiado eufemístico) o las máquinas que cultivarán humanos para obtener su energía en un futuro. Matrix es algo más que robots. Matrix es el miedo de los hombres a ser esclavos y la esperanza que, asociada a ese miedo, nos ha permitido, permite y permitirá que continuemos hacia delante con nuestras vidas soportando lo insoportable.



Después de 15 minutos de descanso, continuó el maratón cinéfilo-robótico.  Y vaya cómo continuó. La película que tuvo la desdicha de ser proyectada después de Matrix fue Westworld, escrita y dirigida en el año 1973 por Michael Crichton. Si si, el mismo que escribió Jurassic Park, pero unos añitos antes. Digamos que al señor Crichton se le da mejor escribir que dirigir. De hecho no me pareció mal la idea de la película: humanos que crean robots para ambientar sus vacaciones temáticas en la edad medieval, la antigua roma y el lejano oeste (sí, de ahí el título), robots que se rebelan (por causas desconocidas) contra sus humanos creadores y empiezan a matar a los plácidos veraneantes a diestro y siniestro. Pero a Michael le salió una película lenta (noté demasiadas ganas de describirlo todo con imágenes, demasiada recreación en los ambientes, ¿posible manía de escritor?). Así que la película causó sorpresa y alguna que otra risa entre los asistentes al pase (y cabreo de los más fieles al género, que nos mandaron callar al resto un par de veces). Curiosa película, Westworld: había momentos que rozaba el spaguetti western y otros las producciones de la Hammer.  Como curioso también el protagonismo de un Yul Brynner, de nuevo como cowboy y de nuevo como malo de la peli (vaya, cuánto estigma hoy). No le quitaré mérito: el género estaban empezando cuando se rodó.





Finalmente, la cuarta película que no pude ver, se llama Hardware (subtitulada "programado para matar"). Esta película tenía le aliciente de contar con el director, Richard Stanley, allí mismo en el cine para presentarla. Además, parece ser que Terminator, película posterior, tiene bastantes similitudes con Hardware.  Pero claro, eran más de las doce de la noche, llevaba cuatro horas en el cine, la última película que había visto era ya la tercera de robots que veía en 24 horas, así que decidí que era hora de volver a casa. Aunque prometo ver Hardware en otro momento. Entre los entendidos en cine de robots goza de rango de película de culto también. 



Otra tarea pendiente es acabar la saga de Matrix. No me puedo quedar sin saber si el Elegido conseguirá liberar al mundo de la tiranía de las máquinas. Por cierto, ¿cuál será nuestro Elegido contemporáneo? Un político parece ser que no. Así que no esperemos que nos dominen las máquinas para planteárnoslo. Aunque al paso que vamos...




lunes, 23 de abril de 2012

Un Sant Jordi muy científico

Voy a ser muy oportunista y nada original. Voy a hacer una lista con ocho de los libros de ciencia que he leído que me han aportado algo. No se si los podréis encontrar en las librerías, no se si ni siquiera los querréis buscar. Son éstos:


- Notas autobiográficas, de Albert Einstein (Historia de la Ciencia, Alianza Editorial, 2003).

Según yo mismo anoté en la primera página, me lo compré un Sant Jordi de 2006, cuando aún vivía en Valencia. Un libro corto, sencillo, en el que Einstein no habla casi nada de su vida privada sino más bien de todo aquello que le llevó a formular la teoría de la relatividad. Es un libro que Einstein escribió por encargo de su colega P. A. Schilpp. Es pues, un autorretrato científico de Einstein (Schilpp dixit). 
Interesante porque lees de primera mano la descripción de los hechos y las reflexiones de uno de los grandes científicos del siglo XX. Einstein debía ser una gran persona, a parte de un gran científico.



- Historia del tiempo, de Stephen W. Hawking (Austral, Espasa Calpe, 2007). 

Archiconocido. Archipopular. Pero...todo el mundo que dice que lo ha leído, ¿lo ha entendido? Yo confieso: no. De hecho, no lo acabé. Lo tengo pendiente: es de esos libros que sabes que tienes que leer, y que hasta que no lo leas lo tendrás amontonado en la mesilla de noche junto con los libros pendientes de leer.
De esta edición me encanta que el prólogo sea Carl Sagan, y la introducción y comentarios de José Manuel Sánchez Ron. Olé. 
Entonces, ¿por qué lo incluyo en la lista? Lo que leí me pareció bien escrito, pero tal vez lo cogí en un momento que no podía hacerle el caso que merece. Sabéis que los libros necesitan de nuestra atención para ser disfrutados. Así que espero ese momento. Prometo crónica. Lo de explicar el origen del Universo no es moco de pavo, ni debe ser fácil de hacer comprender a la población que tiene poco conocimientos de física. Por eso valoro el esfuerzo de Stephen Hawking con este libro, a pesar de no haberlo terminado de leer.
Por cierto, que ultimamente el señor Hawking ha sido motivo de alguna que otra controversia. Es el precio de la popularidad. Des de luego, su papel como divulgador de la ciencia es admirable. Es ya un personaje de nuestra Cultura, con c mayúscula además.





- El gen egoísta, de Richard Dawkins ( Salvat Ciencia, 1994). 

De clásico en clásico y leo porque me toca. Y me tocó: lectura recomendada por el profesor de ecología de la facultad. Recuerdo que su lectura me fascinó. Mucho más que las clases de ecología de la facultad. En aquella época (estoy hablando del año 2000) estaba totalmente de acuerdo con Dawkins: vivía en un mundo egoísta, y ya sabía por qué. ¡Genial! Después llegó el profesor de etiología, me hizo experimentar con pececitos, me puso unos vídeos de gaviotas , y pensé: Dawkins se ha pasado tres pueblos.
Neo-darwinista hasta la médula. Darwinista heterodoxo. Que más dan las etiquetas. Las ideas actuales de evolución ya no van por ahí, son algo más modulares. Pero el debate que se generó con el libro ya es suficiente para ser considerado un clásico de la literatura científica (toma etiqueta). 
Actualmente, el profesor Richard Dawkins es un ateo heterodoxo y un twittero popular (). ¡Duro con ellos, Richard!



- Deconstruyendo a Darwin, de Javier Sampedro (Drakontos Bolsillo, 2007). 

Dejemos claro que siento verdadera admiración por este hombre. Si tuviera que elegir una persona par compartir una comida, o una cena, lo elegiría a él (estaría entre él y García Dubois, la verdad). Desde que descubrí un verano las columnas de Ciencia Recreativa que escribía en  El País, quedé prendido: inteligencia a raudales. Y ciencia. 
Así que cuando vi que había escrito un libro, me lo compré sin leer ni siquiera el título. Recomendadísimo. Estilo divulgativo al más puro estilo anglosajón, pero en castellano. Todo son ventajas con Javier Sampedro. Con este libro me reciclé evolutivamente. 



- No está en los genes, de R.C.Lewontin, S.Rose y L.J.Kamin (Drakontos Bolsillo,  2009). 

Obviamente no me lo compré por los autores. No conocía a ninguno. Pero si por el subtítulo: racismo, genética e ideología. Engancha, ¿eh? 
Demostrado científicamente: la ideología puede penetrar en la ciencia. El racismo, la inteligencia, el sexismo, tienen que agradecerle a la ciencia su colaboración. Menos mal que los fraudes científicos siempre salen a la luz. Si esto pasara en todos los ámbitos de la sociedad...



- Proust y la neurociencia, de Jonah Lehrer (Paidós Transiciones, 2010).

Este libro es precioso, por como está escrito y por lo que nos cuenta.  Muy interesante: a través de la obra de algunos artistas de renombre vamos entendiendo como funciona el cerebro (entiéndase por artista una persona que escribe, que pinta, que cocina, que compone música).
En palabras de Oliver Sacks es un libro que "tiende un puente entre las dos culturas". El enfoque del libro me parece de lo más original. Es un placer leerlo: mezcla la biografía de algunas de las personas más talentosas de la modernidad, con la divulgación sobre el órgano más misterioso de nuestro cuerpo.  Demostrado: se puede hablar de ciencia, sin hablar de científicos. 



- Ecología y poder, de Beatriz Santamarina Campos (Catarata, 2006).

Este es otro libro que ha hecho que mi punto de vista sobre las cosas cambie. En concreto, mi punto de vista sobre le medio ambiente y la ecología. El "desarrollo sostenible" ya no me parece lo mismo después de leer este libro. Debería ser un best-seller. Debería hacernos cambiar nuestros paradigmas. Dejo ya de decir utopías.



- El ladrón de cerebros, de Pere Estupinyà (Debate, 2010).

Es un libro que cuenta muchas cosas, profundiza en pocas y resulta de lo más entretenido. Me parece que está escrito con mucha gracia. Que Pere Estupinyà ha aprovechado muy bien su beca de la Fundación Kgnith en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (el renombrado MIT) para periodistas científicos. Ha exprimido al máximo la oportunidad de estar en contacto con los proyectos científicos más interesantes que se llevan a cabo en los EE UU y que eso le da al libro un valor añadido que es la actualidad. 
El formato facilita su lectura. Parece ser que se hizo bastante popular. Con lo cual, objetivo cumplido, divulgación asegurada. A pesar que el prólogo lo escriba Eduard Punset, es un libro muy conseguido.
Además Pere Eestupinyà ha sabido publicitarse de lo más bien. 



Ya está: ocho libros de ciencia que han hecho que vea el mundo de otra manera, que me han ayudado a reflexionar, que me han descubierto hechos que desconocía, o que simplemente me han entretenido. Cada cuál tiene su lista. Pero vale la pena hacer el ejercicio de ordenarlos para darte cuenta de como cambiamos con la lectura. Así que elegid bien el libro que regaláis en Sant Jordi. 

lunes, 9 de abril de 2012

¿NOS GUSTAN LAS MATEMÁTICAS?

Las matemáticas tienen mala fama. Salvo contados casos de gente que tiene una capacidad innata para ellas, no suelen gustar. Cuesta entenderlas. Es un reto hacerlas atractivas. Quien quiera conseguirlo tiene que captar tu atención, engancharte con un formato original, con una historia sugerente, con un algo que te atrape y que te permita sumergirte en ellas y disfrutar. A veces se consigue, otras no. Aquí van dos ejemplos.


Uno:  Imaginary/Bcn, La mirada matemática, las artes y el patrimonio (MUHBA, Plaça del Rei, Capilla de Santa Ágata).


Con un título muy sugerente que hace pensar en una forma original de relacionar matemáticas y arte, las expectativas previas a la visita de esta exposición eran altas. Pero la sensación al salir de dicha exposición fue similar a la decepción. ¿Por qué? No consiguió fascinarme. La manera de presentar el contenido es monótono. Los paneles explicativos que acompañan a las imágenes son interminables, no de largos, sino de aburridos, con un lenguaje ilegible.(Si los hubiese leído en mi casa, tranquilamente, tomándome mi tiempo y reflexionando sobre ello, tal vez hubiese podido captar qué querían decir más allá de frases obvias acerca de que son las ecuaciones y lo importantes que son para entender el mundo; pero, con la sala llena de gente que pasaba sin parar por delante de los paneles, la voz de varios guías que retumbaban en la capilla y otros factores favorecedores de la dispersión, resultaba difícil concentrarse). Otro motivo: los ejemplos de arte y patrimonio son repetitivos y escasos, rozando lo chovinista. Ah, pero bueno, pero me tranquilicé porqué como en toda buena exposición de ciencia también había módulos interactivos. Interactivos si es que sabes utilizarlos, claro. Sólo en dos disfruté: en el de la habitación de Ames y en el de construir polígonos con espejos.







Imagino que si tienes suficientes conocimientos de matemáticas, la visita a esta exposición te puede resultar atractiva, entretenida, curiosa. Si por el contrario, tus conocimientos de matemáticas son justos (como es mi caso), sales igual que has entrado. Porque ya sabíamos que las matemáticas son el lenguaje de la naturaleza y que la arquitectura tiene pautas matemáticas. No hacía falta levantar tanta expectación con un título tan sugerente.
Esperaré una próxima exposición sobre matemáticas. Se ha desaprovechado una oportunidad de aproximar y hacer gustar las matemáticas a la gente, algo todavía necesario en la sociedad. Lástima porque la capilla de Santa Ágata estaba llena.


Más info sobre la exposición (haz click aquí).


Dos: Pi, fe en el caos (Pi, faith in chaos)



Darren Aronofsky consigue, al contrario que la exposición del MUHBA, que  quedes fascinado por las matemáticas. La película no trata de aclarar para qué sirven las ecuaciones, ni explicar qué son los números. Es la historia de un matemático obsesionado con encontrar la pauta que rige la Bolsa de Nueva York, que posteriormente se dará cuenta que ésta es la que rige el mundo y de por qué unos judíos fanáticos y una gran empresa financiera lo persiguen.
Esta es la primera película de Aronofsky (después vendrían  Requiem por un sueño, La fuente de la vida, Luchador, Black Swan) y ya despuntaba maneras. Pi es una película con un formato original que encaja perfectamente con la historia. La historia de la obsesión de un matemático por un número que va sacando a la luz la belleza del conocimiento como tal, del saber como finalidad en sí mismo. Un hecho que, con la excusa de la crisis, han olvidado nuestros gobernantes.


miércoles, 28 de marzo de 2012

MÚSICA POP Y CIENCIA

Esta es una playlist de 10 canciones pop españolas (mas una bonus track) que hablan de ciencia. Es una selección muy personal, tal vez no apta para todos los gustos. La intención no es gustar, sino hablar de ciencia des de otro punto de vista. Con esa intención empiezo este blog. Play...

1) Papá Topo: "Robot"




Con esta canción empezó todo. Hace pocas  semanas que este joven grupo mallorquín  está dando  a conocer los temas de su nuevo disco "Rotación y traslación".  Tenía muchas ganas de escucharlos de nuevo desde que el año pasado los descubriera con su hit  "Oso panda". Mientras escuchaba esta historia de un robot que se acaba tirando a una piscina porqué no puede enamorarse, me vinieron a la mente otras canciones que también tienen una temática científica. Así que me dije, ¿por qué no hacer una playlist de pop científico? 

2) Fangoria: "La diferencia entre la fe y la ciencia"




No sé que pensaría Richard Dawkins si escuchara esta canción. En todo caso, no es de las mejores canciones de Fangoria, pero si la que tiene un título más rotundo. Cada cual que piense lo que quiera. Incluso Richard Dawkins puede hacerlo.


3) Alaska y Dinarama: "La ciencia avanza"



Por lo visto, la ciencia ya era fuente de inspiración para Alaska. Antes de ser Fangoria, Alaska  y Nacho Canut eran Alaska y Dinarama, junto con Carlos Berlanga. Eso ya lo sabíamos, me diréis. Pero, ¿conocíais esta canción? 

4) Mecano: "Aire"



Vamos con otro trío ochentero. Esta es una canción bastante kafkiana y divulgativa donde las haya: antes que el profe de ciencias del cole te enseñara de qué estaba formada la atmósfera, tu ya lo cantabas a pleno pulmón. Si a todo eso les vas sumando lo de "sin forma definida ni color", y que se convierte en aire al evaporarse, pues te ahorras ya unas cuantas clases de termodinámica. Todo un clásico imprescindible en esta playlist.

5) Astrud: "Mentalismo"




Llegados a este punto, demos paso a uno de mis grupos preferidos (eso ha quedado muy pop).   En realidad quería poner "El juego de la vida", una canción sobre autómatas. Como ha sido imposible encontrarla (ya os vale Sr.Spotify y Sr.Youtube) os adjunto la letra y cada uno le pone la melodía que le parezca. Así fomentamos la creatividad. Pero como Astrud me gusta tanto tanto y tiene más canciones que tienen que ver con la ciencia, aquí tenéis el videoclip de su hit "Mentalismo": o se cree o no se cree. No me voy a meter yo ahora a hablar de mente, conciencia y cerebro. 


LETRA de "EL JUEGO DE LA VIDA":

Todos me decíais que no se puede hacer,
y yo probaba otra vez.
Ni saltar por la ventana era lo mejor,
ni bajar en ascensor.


Al final casi decido dejarlo estar,
como siempre pasará la solución.


Fluido vital, al final era verdad,
fluido vital, al final era verdad,
fluido vital, al final era verdad,
lo que tenemos los vivos que a los muertos les falta.


Ahora siempre voy con un vaporizador,
es mejor que la inyección.
Rociando cosas muertas sin descansar,
es como una vocación.


Hace poco lo probé en un transformador,
desde entonces canta siempre esta canción.


Lo que tenemos los vivos que a los muertos les falta.


Al final era verdad,
al final era verdad,
al final era verdad,
lo que tenemos los vivos que a los muertos les falta
 

6) Klaus&Kinski: "Relatividad general"




Ahí va otro dúo popero que ha sacado disco hace poco. Vale, el título de la canción no es nada original. Pero lo hacen tan bien, que era imposible no incluirla en esta playlist. A Einstein le encantaría, seguro. Y a nosotros, más.

7) La Bien Querida: "Corpus Christi"




Una de las voces más bonitas del pop español que nos cuenta de que hablan los aeronautas, los astrofísicos y de lo poco que importa eso cuando se echa de menos a alguien.

8) Hidrogenesse: "Los perezosos"




Esta canción es como si estuvieses viendo un documental de La 2. ¿A que si? Qué animalitos tan simpáticos, estos perezosos. (por cierto, Genís de Hidrogenesse también es el Genís de Astrud, qué casualidad).

9) Parade: "La tristeza de ser un electrón" (feat.Prin la lá)




Sintiéndolo mucho no he podido dar con la versión original. Esta es una versión que hizo Prin la lá, un poco más ñoña que la original. Lo que está claro que a Parade le gusta la astronomía como lo constatan sus canciones Astronomo melancólico o Estación espacial e incluso compuso una canción dedicada al famoso Stephen Hawking. Parade es en uno de los artistas con más canciones que hacen referencia a la ciencia. 

10) Los Planetas: "Laboratorio mágico"



Dentro del disco Una semana en el motor de un autobús está incluida esta maravilla de canción, que aunque no fue single, merece estar en esta playlist de canciones científicas del pop.Es curioso, porqué muchos de los títulos de  los discos de este grupo, incluso el propio nombre del grupo, hacen referencia a la ciencia (La leyenda del espacio, Encuentros con entidades, Unidad de desplazamiento, Los Planetas contra la ley de la gravedad). Una prueba más de que la ciencia forma parte de la cultura (pop, en este caso).


11) Family: "Dame estrellas o limones"



Me he permitido el capricho de añadir esta bonus track porqué a parte de que es una de mis canciones preferidas, Family convierte aquí la astronomía en poesía. Por cierto, ¿alguien me puede explicar lo de "borrar las huellas"?